Del latín, “agro = campo”, y  “foresta = bosques”

La agroforestería se refiere a una forma de manejo de los recursos, conocida y transmitida por muchas generaciones de campesinos de diferentes partes del mundo. Una forma sencilla de definirla es como el cultivo de árboles en combinación interactiva con cultivos anuales y/o la cría de animales en la misma unidad de tierra.

Los sistemas agroforestales son una forma de uso de la tierra en donde leñosas perennes interactúan biológicamente en un área con cultivos y/o animales; el propósito fundamental es diversificar y optimizar la producción respetando en principio de la sostenibilidad (López, 2007).

Se trata del uso de una serie de técnicas que combinan la agronomía, la silvicultura y la zootecnia para lograr un adecuado manejo del conjunto y las interdependencias entre cada uno de sus elementos (CONAFOR, 2007).

El uso de los árboles en las granjas y ranchos agrícolas es un arte muy antiguo; por milenios los granjeros han cultivado árboles en sus parcelas, pastizales y alrededor de sus casas. Ni el concepto ni la práctica de la agroforestería son nuevos. Pero los investigadores de la agroforestería están desarrollando ese antiguo arte en una ciencia.

La agroforestería también puede desempeñar una función importante en la conservación de la diversidad biológica dentro de los paisajes deforestados y fragmentados, suministrando hábitats y recursos para las especies de animales y plantas; manteniendo la conexión del paisaje (y, de tal modo, facilitando el movimiento de animales, semillas y polen); haciendo las condiciones de vida del paisaje menos duras para los habitantes del bosque; reduciendo la frecuencia e intensidad de los incendios; potencialmente disminuyendo los efectos colindantes sobre los fragmentos restantes; y aportando zonas de amortiguación a las zonas protegidas (Schroth et al., en prensa cit. por Vargas y Sotomayor, 2004).

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